Ficha de Níniel

Todas las criaturas tienen luz en su interior, si les ayudamos, si les recordamos quienes fueron y las cosas buenas que hicieron, incluso el más malvado puede regresar a esa luz, si consigue, no ya el perdón de los demás, sino perdonarse a sí mismo, ya que son únicamente nuestros actos, lo que pensamos de nosotros mismos, los que nos condenan, o nos salvan.

Datos del Personaje

Descripción Física

█ La belleza de Níniel es difícil de describir, hay que verla. Posee un rostro de belleza y rasgos delicados, enmarcado con un largo cabello castaño que lleva suelto normalmente, salvo alguna trenza que se hace para arreglarse. Al contrario que otras hadas que tienen los ojos color miel, ella tiene los ojos de un azul profundo como el océano, que cambian de color dependiendo de como se refleje la luz en ellos, tornándolos violetas o gris azulado. Su piel es tan pálida que parece transparente, excepto sus mejillas, coloreadas con un tenue rubor similar a dos rosas que tímidamente empiezan a abrir sus pétalos en la nieve. Sus labios, sensuales, invitan a ser besados una y otra vez.
Como todas las hadas, posee una figura envidiable, de delicados y menudos miembros. Su altura es la de una mujer humana normal. Le gusta vestir vestidos de gasa que realzan su figura, y hermosas tiaras adornan su frente y le gusta lucir joyas.
Tiene 4 alas en la espalda, 2 en el omoplato derecho y otras 2 en el omoplato izquierdo, translúcidas, que cuando se despliegan son enormes, pero normalmente las lleva ocultas, solo si tiene mucha confianza en una persona o está sola las deja ver.

Descripción Psicológica

█ Como todas las hadas, es coqueta y le gusta ponerse guapa, pero ahí se acaba todo el parecido con ellas, no usa su belleza para seducir a las otras razas. De naturaleza melancólica, le gusta pasar muchos ratos completamente sola, únicamente rodeada por la naturaleza. Bondadosa y generosa por naturaleza, no duda en ayudar a aquellos que lo necesiten, y más si los que necesitan su ayuda o cuidados son niños, a los que profesa un amor y un cariño inmensos. Es inocente y cree que incluso la persona que se vuelve la más malvada del mundo por una serie de circunstancias, puede recuperar su luz si consigue perdonarse a si mismo. Ama la naturaleza, está muy unida a ella, y la cuida y la protege. Le gusta jugar con los animales y bañarse en los ríos. Aunque es desconfiada en un principio, no tiene problemas para relacionarse con otras razas, a las que oculta su verdadera naturaleza a no ser que haya la suficiente confianza. Es callada y reservada, leal con las personas que consiguen ganarse su confianza y amistad, y con las que jamás haría nada que les causara daño alguno, aunque en realidad es así con todo el mundo. Le gusta el amor y cree en él, piensa que es la fuerza y la magia más poderosa que existe y con el que no hay que jugar. Amó a un hombre, y no sabe si volverá a enamorarse, pero si lo hace, lo amará eternamente.

Historia:

█ En el aire se sentía una gran expectación. Todas las hadas estaban reunidas alrededor de las flores que estaban a punto de abrirse. Poco a poco, se fueron abriendo, dejando ver a las nuevas recién llegadas, que fueron acogidas con cariño por sus madres, excepto una. Una flor todavía no se había abierto, una flor que había levantado más expectación que las otras por su rareza, por su extraño color, marrón chocolate, y porque de esas flores había tan pocos ejemplares que encontrarse con una de ellas era toda una rareza. Todas se habían preguntado que de donde habían sacado esa flor, incluso se había rumoreado que se había habido una equivocación, pues esa flor, en comparación con las demás, era apagada e incluso fea, como dijeron las más mordaces, nadie en su sano juicio se pararía a coger u a oler una flor semejante. Al fin, la flor se abrió, dejando ver a la última de las hadas por ser recibida. Su madre se acercó a ella y con todo su cariño la acogió, poniéndole el nombre de Carlin, nombre que significa otoño, y que se lo puso por su flor. La pequeña hada fue criada con todo el cariño y el amor del mundo, pero al igual que su flor había sido diferente a las demás, ella también resultó diferente. Su cabello era castaño, del color de su flor, y sus ojos, en vez de ser de color miel, eran de un azul profundo. Su personalidad también era diferente, melancólica, y el trato que recibía de las otras hadas, amable pero distante, ayudó a su naturaleza triste y solitaria. Con el paso de los años, se hizo evidente su belleza, delicada y melancólica, como ella. Le gustaba estar rodeada de la naturaleza, a la que amaba y cuidaba y por la que sentía una gran sensibilidad, al igual que por todo lo bello. Aprendió a cantar y a tocar el arpa, algo que aprendió con facilidad. Le gustaba estar completamente sola, en el bosque, cantando y tocando, jugando con los animales y bañándose en el río. Fue allí, donde un día, cuando tan solo tenía 16 años, encontró a un caballero muy malherido. Se acercó a él rápidamente, y usando la magia de las hadas, intentó salvarle la vida, pero su desconocimiento en esa materia lo hizo imposible. Al verlo tan joven, tan bello a sus ojos, y que no podía hacer nada por él, hizo que rompiera a llorar, abrazándolo, sin corazón para dejarle allí. Él volvió en sí y la vio junto a él. Era la criatura más hermosa que había visto en su vida. Con dificultad, le acarició la mejilla y le habló. Le preguntó su nombre, le preguntó por qué lloraba, y si lo hacía por él, y también le dijo que era el hombre más afortunado del mundo porque la había visto antes de morir. Carlin le suplicó que callara, que guardara las fuerzas, que no iba a morirse y que iba a pedir ayuda, pero el caballero la retuvo a su lado. Cada vez le costaba más respirar y sentía que se iba. Al verle así, las lágrimas volvieron a rodar por las mejillas de la joven hada, y entonces, el caballero dijo:
- No me habéis dicho vuestro nombre, mi señora, así que permitidme que os ponga uno. Níniel, que significa la doncella de las lágrimas. Permitidme que os llame así, pues sois la única que lloraréis mi muerte.
El caballero quedó sin vida en sus brazos, y la joven hada lloró y lloró, sintiendo un dolor inmenso en su corazón. Como más tarde descubrió, se había enamorado de ese caballero. Decidió dejar a su madre y al resto de las hadas, y se dirigió a Invernica, a la escuela de magia para aprender a controlar la magia propia de las hadas, y aprender de paso todo lo que pudiera, sobre todo magia curativa. A partir de ese momento, se olvidó del nombre de Carlin, y empezó a usar el nombre de Níniel. Al acabar sus estudios, empezó a vagar de un lado para otro, sin ningún sitio fijo en el que instalarse, ejerciendo de curandera y yendo a los bosques todo lo posible. No suele revelar su auténtica naturaleza, solo unos pocos afortunados la han visto mostrar sus alas, aunque su incomparable belleza dice mucho de ella. El recuerdo de ese caballero sigue en su memoria, se dio cuenta de su amor por él demasiado tarde, y no sabe si volverá a enamorarse de otro hombre.